lunes, 11 de julio de 2011

EL SE LLAMA JORGE ESPERICUETA..

Su padre describía emocionado los inicios futbolísticos de Jorge en unas declaraciones concedidas al diario La Afición:

“Lo inscribimos en futbol para que quemara toda la energía que tenía, siempre jugando con el balón”.
“A los 9 años lo invitaron a jugar a las fuerzas básicas de Tigres, pero aceptan a partir de 12 años, creían que ya tenía esa edad, después de un mes me convenció que lo llevara, teníamos miedo porque era mucho menor que los demás, pero su nivel de juego y madurez era incluso más grande, por eso no teníamos duda”.

En cierto modo, siempre había sido consciente del diamante que tenía en casa.
Con el Azteca rendido a una selección heroica, las cámaras enfocaron al 7 de la Tri. Tendido en el círculo central, rompía a llorar con los brazos extendidos queriendo arañar el cielo que todo un país acababa de tocar segundos antes.

Puro simbolismo, Espericueta había aceptado un rol inferior -desplazado unos metros hacia la banda dónde su rendimiento es sensiblemente inferior- en beneficio del equipo. Durante el encuentro, el contexto lo obligó a hacerse un poco más pequeño, a reducir su impacto en el juego. Él aceptó.
Ahí estaba, arrodillado, dejando aflorar sus sentimientos al acabar un campeonato en el que no ha tenido un segundo de pausa en el que recuperar oxígeno; prueba de ello es que junto con Briseño y Richard Sánchez, han sido los únicos jugadores que han disputado todos los minutos en la selección del ‘Potro’ Gutiérrez. Lo decía el propio volante mexicano al acabar el partido: “la exigencia ha sido máxima durante el desarrollo del U17 y ‘El Potro’ Gutiérrez confió en mí como cerebro del equipo”.

Él es un jugador especial, un volante fino, un alegato al centrocampismo. A primera vista uno distingue ciertos atributos que ya lo sitúan por encima del organizador tipo de su generación -es mucho más maduro de lo que su edad acredita-: notable capacidad de asociación, excelente gestión de los apoyos que le permite -aunque rara vez lo necesita- ganar tiempo para combinar y una zurda de goma, una pierna izquierda que maneja con una elegancia hipnótica.
Profundizando un poco más, nos encontramos ante un medio muy sólido. Sin apenas lagunas en su juego, ha demostrado tener mando en el campo y profundidad en la distribución. Lleva el 7 pero distribuye como un 5.

Fuente/ÓpticaWenger

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